Entrenamiento
Un calambre. No es demasiado fuerte. Lo ignoro. Se repite, ya con más intensidad. Empieza a molestarme. Más fuerte. Esta vez me enfado y despierto.
Por Arceus, Jade, ¿Cómo aguantas tanto?
Ah, ¿Tú hacías los calambres?
Circón y Topacio se miran.
Jade, te ha lanzado un rayo. Si llego a ser yo estaría achicharrado.
En serio, ¿Cómo lo has echo?
Flexiono los músculos. No me apetece contar mi vida ahora. Y aunque me apeteciera, no debería.
Bueno, ¿Y lanzar rayos por las mañanas aqui es un hobbie o algo?
Llegamos tarde y nos pareció una buena forma de despertarte.
Me he perdido.
¿Tarde a dónde?
Al entrenamiento. ¡Vamos, rápido!
Y me arrastran. Debe ser una manía de la gente aquí. Llegamos al centro del claro, donde nos esperan Ónice, Faun y otros muchos pokémon.
Llegais tarde. Puedo hacerselo pasar a Jade, que es nuevo, pero vosotros no tenéis excusa.
Agachan la cabeza.
Circón se olvidó de despertarme.
Me quedé dormido...
Faun suspira y nos guia lejos de las tiendas.
¿Estamos todos? Bien... Podemos comenzar. Peridoto con crisoberilo, Esfena con Cuarzo, Cromo con Topacio, Ónice y Granate, Circón y Lapislázuli... Y Jade con Citrino.
Tengo un lío en la cabeza. En ella se amontonan nombres de gemas. Gemas, gemas y más gemas...
Ah, y citrino... Intenta no pasarte con el nuevo, ¿vale?
Tranquila, maestra. Intentaré darle flojo.
Se me acerca y Faun grita que empiezen los combates.
No quiero hacerte daño.
¡Qué majo! Pero yo que tú me preocuparía por mi propio pellejo. Normalmente la mitad del campamento pasa por la enfermería una vez al día.
Usa ascuas. Yo lo esquivo y uso destructor, pero me doy cuenta demasiado tarde de que he usado demasiada fuerza.
¡Lo siento! No quería darle tan fuerte.
Faun se me acerca y me lanza una mirada inexcrutable.
¡Vaya! Ya hemos acabado todos. Qué rápido ¿no te parece, Jade?
¿Por qué me llamas Jade? ¿Por qué todos se llaman como una gema?
Ah, pequeño treecko... Los pokémons vienen aquí a hacerse más fuertes. El pasado distrae. Los nombres recuerdan el pasado. Tú deberías saberlo mejor que nadie.
Lo sabe. O al menos, lo intuye.
¡Atención! Reuníos con vuestro compañero. Las chicas vendrán enseguida.